Este es el nombre del hombre sin suerte, el nombre de la diosa sin alma, el apodo del poeta que jamás escribe, la frase de la anciana sin lengua y el sonido del humo que se diluye en la atmósfera. Este es un canto sin ritmo y una iglesia sin Dios, es el fetiche del asceta y la virtud del carcelario. Es la mano del pirata del garfio y las alas de la oruga. En estas letras el grande cae al suelo, entre estos renglones las flores crecen bajo tierra y los culos se mojan en agua bendita. Esta es la esencia del lobo acechado, la runa que presagia la eternidad, un rostro sin ojos, un niño que mata a su madre. Entre las letras se ven las callejuelas vacìas de memoria y los vapores de la industria funeraria.
Este es el nombre de una quimera jugando a existir, el nombre de una flama en el vacìo interestelar. Este es el alias de la desgracia y la fortuna, es la sentencia del racimo podrido de uvas. Una vez pronunciado Pandora resucita del mito. Es la palabra que hiela el 'ello' de Freud, el chchillo del asesino, el arma del hombre inocente, una mordida letal del verbo hecho araña, el funeral del verdugo, el manto de una monja levitante, una blasfemia para mi madre, un rezo para el hereje.
Estas son las trenzas del tiempo, las rosas que matan, los fantasmas que cantan, el amante que comete suicidio.
Este es el nombre que marca las entrañas del extranjero. Estos son los tentáculos que hunden las letras en el abismo. Estos son los renglones que se agrietan, el tatuaje en la espalda de la esclava virgen, la moneda en el aire, el sombrero de ala ancha abanonado en el parque, el mimo que clava sus manos en el tercer acto, la zebra en la quinta avenida, el truco del mago sin talento, los zapatos de Van Gogh, un grito que no hace eco.
Esto es impronunciable.