viernes, 19 de septiembre de 2008

Por enésima vez

Estupendo, fabuloso, desgarrador, genial, grandioso, Miguel Bocamuerta

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ahora no te vendrá a defender José Guadalupe Posada





Estimada Muerte. Ten a bien recibir un insulto de mi parte, el peor que puedas concebir, seguramente con tus eones de edad conocerás alguno lo bastante grande, lo bastante trascendental, lo suficientemente ofensivo. ¡Oh, Mors! ¡Cuam sis maledicta!
Este agravio hacia tu ser no tiene el clásico motivo del rencor por haberte llevado a nadie querido, esta vez se trata de algo distinto. Se que lo que en tus garras cae es transportado hacia algún sitio en la eternidad donde la paz reina improvista de conceptos tan limitantes como el tiempo o el espacio. Así pues, si te llevaras a algún ser querido, antes bien te lo agradecería que maldecirte, pues se encontrará a salvo de las terribles limitantes de las leyes físicas que nos gobiernan, y de las imposiciones que su medioambiente humano les colgaba a la espalda. Pero cuando se trata de la resurrección, de la fuga de cosas que debieran haber muerto ya y retornan a la vida eso si me jode.
Debiste mantener las puertas del hades cerradas, debiste dejar dormir al cerbero adentro, hay fuga de fantasmas. Y por esa negligencia tuya es que te insulto hoy. Hay zombis caminando por los reinos que le pertenecen a los vivos. ¿Soy el único al que se le han levantado los muertos o es que hay otros acosados por los que deberían yacer fríos o podridos?
No, no espero que me contestes. Desconfiaría de tu respuesta de cualquier modo. ¿Sin respuesta? Imaginé eso, después de todo ¿Qué podrías decir en tu defensa si ni lengua tienes? Callada te defenderás mejor.
Se escapan los muertos del abismo y no te preocupas. Pero, a pesar de todo, esta cadavérica presencia que me acosa me ha estado enseñando algunas cosas que me han gustado mucho. Me alegro, en cierta medida, de mi suerte mortecina.
He descubierto algunas curiosidades sobre mi persona, cosas que había antes pasado desapercibidas. No sabía, por ejemplo, lo mucho que me gusta el papel manchado de café, cuanto me cuesta olvidar lo desagradable, lo ineficaz de mi propia ciencia, lo fugaz de mi inspiración, entre otras cosas igualmente tontas. Que distraído he estado. Aún ahora lo estoy, o eso supongo.
He redescubierto a la humanidad, como el niño que encuentra un nuevo hormiguero, con las hormigas de siempre. He visto como alzan banderas por doquier proclamando su patriotismo a todo pulmón, gritando el nombre de un país degradado pro un nacionalismo violento y quejumbroso. Rompiendo en celebraciones frenéticas para olvidar lo triste que se encuentran.

México celebró el aniversario de una independencia olvidada. Los mexicanos se levantaron temprano y se acostaron tarde, y en la mayor parte de los casos totalmente ebrios. Elevando al cielo glorias para un país que respetan menos que a una ramera. Se engrandecen con su nacionalidad pero maldicen su tierra y olvidan su legado, un país heredero de culturas magníficas y ahora muertas, mezclado con sangre de piratas, ladrones, bandidos, fanáticos, soberbios, y demás escoria. Su gente se coloca hoy, los colores de una bandera manchada de tierra y sangre y vociferan, no con el afán de honrar, ellos no saben de eso, a ellos no les importa, sino con la excusa perfecta para dar rienda suelta (una vez más) a sus primitivos instintos y hacer de la autodestrucción involuntaria un santuario en este día. Porque ellos no conocen de su país, porque incluso reniegan de ello, pero cuando llega el momento se enorgullecen de sus pedas monumentales y las presumen al prójimo con orgullo. Falsos patriotismos, nacionalismos caducos, fanatismos abanderados.
Muerte, hoy deseo que hagas de tu labor algo efectivo, como antes lo eras, y no te dejes influenciar por las plegarias de los hombres, que suplican con lágrimas en los ojos una extensión que no merecen. Son jóvenes, tienen miedos infundados, temen a la oscuridad que creen que tu representas, pero no te enternezcas con sus lágrimas, que terminan siendo lágrimas de cocodrilo. Recuerda que los humanos son animales al fin y al cabo, aunque su soberbia no les permita verlo. Te perdonaré por esta vez, después de todo la fuga de muertos destruyó algunos puentes, pero abrió otras sendas. Solo debes tener cuidad en el futuro, que los zombis no deben vivir mucho tiempo.
Dicho esto, expresado el otro, me retiro a donde me llaman.

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