martes, 8 de julio de 2014

Si volara no miraría al cielo...

Anteayer soñé que volaba, me desprendía del sueño como cosa liviana flotando en las nítidas aguas de un estanque. Solo levantaba mis plantas y mi cuerpo suspendido se movía como si nadara en un invisible líquido que me contenía, y que respondía a cada uno de mis movimientos. Extendía los brazos hacia adelante y los llevaba en un rápido movimiento hacia mi espalda y me impulsaba vertiginoso hacia el frente. Nadé por los aires durante todo el camino a casa. Me extasiaba la sensación de ingravidez, aunque no se sentía, definitivamente, como en el espacio, pues aún había abajo y arriba, y el arriba me atemorizaba demasiado. Lo veía tan profundo y ominoso. Una inmensa boca dispuesta a tragarme, tan descomunal que no alcanzaban a verse sus dientes. Por eso procuraba no elevarme demasiado y volar siempre a ras de suelo, sin voltear hacia arriba. Temía ser tragado por el cielo. 

1 comentario:

Ada Medina. dijo...

¿Qué significara el temerle a la plenitud del cielo? ¿Falta de fe o esperanza, tal vez? ¿O simple capricho?

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