miércoles, 12 de marzo de 2008

Misantropía sistemática y asistémica


Los odio a todos. Cada vez más. Mas los odio, no por rencor o por maldad, sino por que todos se parecen tanto a mi. Me odio tanto, tanto, maldita sea, ¡tanto! Ahora que lo pienso. No es un odio real el que siento por el mundo, es solo un odio imaginario, algo que se ha quedado arraigado en mi inconciente, como garrapato chupa-amor. Si te apareces frente a mi te odio. Si me cubres los ojos desde la espalda para darme una sorpresa te odio, si me veo al espejo, también me odio. ¿Qué quieres de mi? No puedo darte cariño, solo fingirlo, y mira que lo hago bien. No se si es mi culpa, solo se que de repente odio a cada persona que se me aparezca en frente sin ningún motivo y a todos por igual, cada uno tiene su propia ración de odio, no se peleen, hay suficiente desprecio para todos. Hay algo que odio mas que a una persona y eso es a dos, y odio más a tres gentes que a dos, y así sucesivamente, hagan cuentas, cuando salgo a la calle, ¿cuantas personas caminan por las aceras desprevenidas y despreocupadas de mi tirria por ellas? Si a cada persona que odiara le diera tuberculosis, ya todos habrían muerto, incluyéndome. Pero ahora he dicho todo esto, simplemente odio, pero por qué. Es verdad. Cada persona es un pecador en potencia, pero el significado de pecado me tiene completamente despreocupado así como sus fantasiosas consecuencias ultraterrenas. Cada hombre es capaz de causar su propio porcentaje de daño, pero es igual mente capaz de producir bienes, sin embargo, el perjuicio es más fácil. Saben cuanto amor recibo todos los días, y yo como organismo fotosintético convierto esa luz en energía química, y esta en alimento para después producir como un execrable residuo el odio que emana de mí. Ódienme, por favor háganme ese favor, creo que lo necesito, y probablemente yo les pague con afecto. Pero háganlo sincera y prudentemente.
Hoy os dejo un nuevo mandamiento: odiadse los unos a los otros, como yo los he odiado a ustedes, y sobre todo, desprécienme a mi.
No conseguiré nada bueno de todas estas declaraciones, no conseguiré amor, no conseguiré admiración ni condescendencia. Pero ya no importa todo eso, ¿quien necesita reconocimiento cuando tiene un ombligo que acariciar? Ojala pudiera ser poeta. Así podría inspirar sentimientos encontrados que soy incapaz de hacer en este momento. Tal vez sea un don o una maldición.

2 comentarios:

Ada Medina. dijo...

TE AMO.Y EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA AMOR.NO UN AMOR QUE SE SIENTA POR UN SER QUERIDO,POR UN AMANTE,NO COMO EL AMOR QUE SE SIENTE POR LA POESIA O POR LAS GAVIOTAS QUE VUELAN POR EL MAR,ES UN AMOR LIBRE DE TODO PREJUICIO,ES AMOR QUE MUCHOS DESEARIAN PARA UNA PAREJA INSATISFECHA Y CRUEL.PARA EL QUE LO RESIBE Y PARA QUIEN NO LO NESESITA.ESE TIPO DE AMOR.

Anónimo dijo...

Me pone la pelirroja...

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