martes, 11 de marzo de 2008

La Monja Malvada



Conozco a alguien que conoce a alguien que conoce a una monja. Una monja a la que nunca le he creído el tema de su inquebrantable vocación. Ese conocido me ha contado que esta mujer, antes de ser monja era una joven hermosa, de aspecto agradable y tratos “modositos”, pero que debajo de esa imagen que vendía al público en general, que más bien le servía de máscara, se encontraba una maestra de la manipulación, un ser controlador de instintos de dominación, una mentirosa profesional, un ser detestable con sentimientos negros y un egoísmo altamente evolucionado, todo esto a la par de un sentido religioso que rayaba en el fanatismo. Y entonces esta mujer se abre un hueco en el libro de los-sucesos-que-nunca-esperamos-que-pasaran, y se adhiere a la orden de las hermanas de la caridad, sí, esa orden que fundara la venerada Madre Teresa de Calcuta. No soy religioso, pero esta mujer es un personaje digno de admiración. En fin. Ahora esta mujer, esta monja fanática, manipuladora, egocentrista y maestra en el arte de la mentira se las hace de mujer santa ayudando a cuanto desamparado le pongan en frente. Yo nunca le he creído su vocación, tal vez llegó demasiado lejos solo para cumplir una mentira que le echó a alguien alguna vez, tal vez es un acto de rebeldía ante la sociedad que le imponían, o tal vez la manipulación materna influyó (de tal palo…). pero entonces tuve una de esas malsanas epifanías estúpidas que me acosan de vez en diario y que siempre intento ignorar. Cuando aún no era una monja, esta mujer hablaba siempre de que en el cielo todo es gozo, que no hay sufrimiento, y que todo es una absoluta paz y felicidad. Y yo le pregunté en una ocasión: ¿pero si llegas al cielo no estarías preocupada por aquellos seres queridos que fueron a parar al infierno? Su contestación, lanzada seca y fríamente con un dejo de regaño y maldad bajo su mirada, fue esta: ¡No! En el cielo todo es gozo, eres tan feliz que ya no tienes tiempo de preocuparte por tus seres queridos. Eso a mi parecer es un claro ejemplo de interpretación egoísta de la fe, ese tipo de interpretación que alguna vez dio origen a la inquisición, a la quema de brujas y a las cruzadas, así como a la supuesta guerra santa del Islam y al holocausto nazi. Esa interpretación que da la monja sobre la salvación es algo profundamente egoísta, algo que no debe ser en lo absoluto parte del ideal cristiano. Esta mujer tiene una religión muy diferente a la que dice profesar y no se da cuenta. Y entonces me di cuenta. Ella, al unirse a esa orden de monjas está comprando un pase directo al cielo, está comprando su salvación, y espera que del otro lado Dios la recompense por su labor humanitaria. Pero no se da cuenta de algo muy curioso. La intención cuenta, seguro Dios no es tonto y sabrá distinguir entre las buenas acciones y la compra-venta de parcelas en la gloria.
Esto es un exhorto a Dios, si es que existe tal personaje, esa monja no se merece la gloria, la quiero acá abajo, con migo, en el infierno, sufriendo y disfrutando de los placeres de la perdición. Acá seguro encontrará desamparados que una devota Hermana de la Caridad estaría feliz de ayudar a saciar su hambre de senos y su sed de cunnilingus. Seguro aquí será más feliz, junto a esos seres queridos que quería olvidar y de los que ya no se separará.
Que seas feliz aquí maldita mujer.

3 comentarios:

efren dijo...

Sta xido wey...hace poco le compre su sitio en el cielo al jhovany...entonces no voy a entrar al cielo...no sirvio de nada los 5 pesos que inverti?..Ni la sangre q derrame por ello?..No se, voy a esperar tal vez dios me lo haga valer

Anónimo dijo...

no hables mal de santa teresa de calcuta mamon, ke dios te pagara kn la moneda ke tu pagues

hipokondriako dijo...

una mirada retorcida y diferente de ver las cosas....chido!

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