jueves, 24 de febrero de 2011

Ciertas cosas que patear (decidir o dejar de existir)

Hay cierta necesidad de renovación constante, y cierta bota que se clava cada vez más fuerte en el culo, empujándote hacia delante incluso contra tu voluntad. Hay cosas que pronto dejan de parecer tan imposibles y otras que se alejan cada vez más de mis manos de soñador despierto. Y hay palabras que ruegan por ser pronunciadas alguna vez y otras que se arrepienten de haber abandonado la seguridad de mis labios.
Soy, como muchas otras veces anteriores, alguien distinto, que cada mañana se levanta con una idea distinta, una un reflejo diferente en el espejo, de diversas tesis que se contradicen una y otra vez. Hace un tiempo atrás apenas habría podido creerme lo que ahora soy. Es verdad, como tantas otras veces, he cambiado, pero, el núcleo se mantiene, se queda intacto, podrido, renovado, viejo, maloliente, huérfano, brillante, desbocado, y así ad náuseam.
Que la mirada no te engañe, que esta caldeada agonía no te arranque la serenidad de los dedos, ni la seguridad de que siempre estoy dudando de mí mismo. Que el futuro es ominoso, siempre ha sido así, que medio oriente rompe sus cadenas, lo celebro desde lejos con apatía, que las balas recorren las calles de esta ciudad con impunidad y lujo de espectacularidad, no me ha llegado a preocupar aún. Que estoy mal, jamás lo he negado.
Hoy no me preocupo del olor a vida que se cuela por las rendijas, que me arrastra a territorios más ciertos, menos oníricos. Oh! Cuánto me avergüenzo de mí.
Hay cierta necesidad de escapar del lodo en el que tanto tiempo he vivido feliz. De levantar un poco la mirada, de decidir ir hacia delante. Y sé que de una u otra forma me arrepentiré de esta decisión, como de otras tantas que antes he tomado. Pero son mis pasos y nadie va a darlos por mí, son mis palabras y nadie más que yo las habrá de pronunciar.
Hay cierto camino que recorrer y ciertas ataduras que romper, hay ciertas lagañas que limpiar y ciertos zapatos que bolear. Hay cierta vida que vivir, y nadie puede decidir vivirla más que yo.
Jamás tomaré buenas decisiones, pero solo yo puedo tomarlas.
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