domingo, 23 de marzo de 2008

Some hours later


¿Que tan certero es lo certero cuando no deseas que lo sea? La noche anterior tuve que fumar en medio de una oscuridad poco discreta. Regresé salpicado de ese polvo plateado que la luna derrama sobre la tierra cuando su caprichosa atmósfera lo permite, ¡y valla que lo permitió!
No puedo creer, no quiero creer en las enfermedades de los desconocidos. ¿Es el sexo una enfermedad realmente o solo una invención como el Coco, Santa Claus, Dios y mi reflejo? Tal vez nunca lo sepa, pero no quiero saberlo. “Tengo frío” dijo ella y yo imaginaba su carne helada debajo de esa piel morenita. Pero seguramente la fiebre de otro cuerpo esté dispuesta a calentarla. Mientras yo juego con luces nocturnas y aspiro algo de tabaco encendido. Preferí imaginar y recordar, unas manos embadurnadas de una espesa pintura amarilla, tal vez un cadáver oculto bajo las raíces de un tronco vetusto (resultó ser una camisa muy vieja), algunas enrojecidas palabras y finalmente… nada. Me dejé envolver por el aroma de esos jazmines nocturnos. Y luego de unas horas el asalto final de Morfeo.
¿Qué tan certero es lo certero cuando no deseas que lo sea?
¿Qué resulta más peligroso: no saber que decir o no saber que pensar?
¿Qué es preferible: que sea peligroso o aburrido?
¿Cómo se llama eso que hace que me sienta como un pájaro enjaulado con dos cabezas? Inmadurez, miedo, sabiduría, prudencia, cobardía, todas las anteriores…
Dar respuestas resulta cada vez más agobiante.

1 comentario:

Ada Medina. dijo...

ASI ES EL SEXO.TODO SE VUELVE CLARO Y MANCHADO A LA VEZ.Y PARA LA RESPUESTA A TU PREGUNTA PRIMERA. MUY CERTERO.

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