jueves, 7 de julio de 2011

De la lluvia, divinidades y cosas olvidadas

Se me ha olvidado que hace frío. Últimamente he estado así. Olvidando que sigo aquí. Olvidando partes de mí en todos esos sitios en los que de pronto ando. Olvidando sueños que tuve una vez. Olvidando que olvido. Olvidándome de mí.


Se me ha olvidado la lluvia. Gotas frías que tanto pedí, mojan mi cabellera. Ríos sobre mi piel. Riachuelos entre los dedos. El gris del cielo que ya había olvidado hoy aparece de nuevo, vibrante, profundo. Llora el ombligo del cielo. Gruñen las nubes. El cielo se resquebraja en miles de luminosas grietas. Tiembla la pared, tiemblan los cristales. Tiembla mi alma.

Y a cada paso que doy se escucha el característico splash del agua. La voz de la tierra embriagada de lluvia. El borracho suelo escurre entre callejuelas. Camino. Olvido. Recuerdo. Siento.

Había olvidad lo que me mantiene aquí. El hambre. El deseo. El sueño. La promesa. Y un atisbo de oportunidad. ¿Qué es Dios en estas tierras? ¿A quién pertenece el hombre? ¿De quién es el mérito de existir? Cuento las iglesias y solo cuento culpa y locura. ¿Cuántos templos necesitan estas personas levantar para sentirse amadas por un Dios sin memoria?

Había olvidado la ciega fe de la que es capaz la humanidad. Y en medio de todo eso, frente al ángel que hace caer al demonio, ahí estoy yo. Una vaga sombra sin nombre. Un trozo de subversión anónima. La oposición silenciosa. Profeta de la nada. Bañado por la fría lluvia. Respirando la álgida halitosis de la tradición cristiana, frente a las fauces de una neogótica catedral.

Ahora, he olvidado lo que antes debía recordar. El miedo. La reverencia. El respeto. Ahora solo hay paredes altas y rostros inexpresivos y pétreos. He olvidado sus nombres. He olvidado rezarles.

Ahora solo hay una cosa que me debe mantener ocupado. Mantener la lluvia en mi memoria. Los días que están por venir serán difíciles y nadie los caminará por mí. El recuerdo de la lluvia será mi motivación, mi pequeño rincón de felicidad.

Recuerdo llover sobre mí. Recuerdo beber del cielo gotas frías. Recuerdo ahora ese aroma de la tierra mojada. Y la recuerdo a ella. Empapada junto a mí. Y a mí libando la lluvia de su piel…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando no queda más que recuerdos...

Ada Medina. dijo...

Saludos.
Ademas de las lluvias y cosas que decidiste olvidar, que otras cosas recuerdas??

Hades.

Rocker frustrada dijo...

Muy bueno el blog...me cope leyendote.
Te dejo el mio para que pases cuando quieras www.ficcionvsrealidad.blogspot.com

Saludos

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