viernes, 16 de agosto de 2013

El sueño de esta noche

Esta vez es corto porque es poco lo que recuerdo, y es más ya casi no recuerdo mucho de lo que sucedió. Estoy en una habitación oscura. Es de noche pero no identifico muy bien la hora exacta. No estoy solo, hay alguien conmigo. Es una presencia inquietante. Lleva un traje color negro muy bien planchado. Es extremadamente delgado, pero no es muy alto, deberá medir menos de 1.70. Lo realmente perturbador es su cabeza. Esta es redonda y grande, como un balón de basketball (quizá un poco más grande que este). Su piel es clara y amarillenta como la de un taiwanés. Su rostro es realmente desagradable. Los ojos son tan redondos como su cabeza y están como hundidos en las cavidades de su deforme cráneo. No encuentro características destacables en su nariz, pero su boca es enorme, tiene una inquietante sonrisa en la que muestra sus enormes dientes amarillentos.
Si conversamos antes de otros temas no lo recuerdo. Solo llega a mi memoria el momento en el que a mi pregunta de “¿quién eres?” Él responde sin dejar de sonreír: “soy un sueño”.
—Pero no te ves bien— le digo yo.
—Soy un mal sueño— agregó con aire macabro.
Entonces desperté.
La habitación sigue oscura y sigue siendo de noche. Y sigue habiendo algo aquí. O más bien alguien. Giro la mirada y lo veo ahí sentado. Es ese mismo sujeto mirándome con sus redondos ojos que parecen no tener párpados y dedicándome esa terrible sonrisa suya.
—Te he dicho que soy un mal sueño.

Y despierto de nuevo. Esta vez de verdad. Aunque la habitación continúa oscura. 











(De mi colección de sueños escritos desde el 2009)

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