martes, 13 de mayo de 2008

Muertes dramáticas e inútiles.


Ha muerto. Esa pequeña alimaña que había hecho nido en mi cabeza. Ese enjambre ha perdido a su reina. Me odia, me detesta, me alegro, me congratulo, me alabo, me maldice, me maldigo. Hacía tiempo que estuvo moribundo y hacía tiempo que debía ser fumigado pero se optó por la manipulación del destino, de los propios venenos.
El monstruo ha muerto, ese pedazo oculto en el envés de mi rostro. Ha sido ejecutado Mr. Hyde. Gregorio Samsa ha perecido con sus múltiples patas mirando al techo. Debía ser así. Ha muerto la parte de mí que debía morir hace tiempo, ha muerto ese trozo de historia. Me siento herido pero ligero. En palabras de Nacho Vegas: “como un ave que voló de Madrid hacia Gijón, aún herida de muerte”.
Y aunque ese trozo ha sido destruido, ese espectro ha sido evaporado, el que queda no es mejor. Guatemala siempre será Guatemala (y no hablo precisamente de la nación). Aún tengo bichos que fumigar, o solo mariposas que capturar con mis precarios utensilios.
Llenar lagos con goteros, transportar montañas grano a grano, cavar cavernas con palillos de dientes, extinguir incendios con gasolina. Exterminar monstruos para que solo queden fantasmas. Espectros, engendros, calabazas mordaces.
¿Queda algo que agregar? Hoy el sol brilla, las aves cantan, el mar resplandece como diamantes flotando por la luz que sobre él se refleja, el viento acaricia el rostro, y la gente sonríe. Bien por ellos, que se conforman con eso. Realmente no tengo muchas ganas de escribir ahora.
Descanse en paz engendro… (sin cruz por esta vez)

1 comentario:

Ada Medina. dijo...

Lamento no haber acudido al entierro de tu mostruo...oculto a la vista de todos. Maldicion y deseos. Bienvenido.

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