lunes, 20 de octubre de 2008

Octubre 19 x2 o La maldición calendarizada

Lo único peor que un Octubre 19 es otro Octubre 19. Si se piensa con cuidado, no es tan complicado padecer dos días de ansiedad incómoda que lleven el mismo nombre, sobre todo si tienes un reloj que te engaña. Se bien se que mi reloj está adelantado por solo tres minutos, yo así lo he decidido, así me imagino tener tres minutos de retraso y apresuro mis tareas, pero un día entero es más de lo que yo imaginé.
Quizá me levanté con el pié equivocado o tan solo sucedió que los astros auguraban ya mi zozobra mental. Mi cabeza amaneció con una impresión monomaniaca de terminar mis labores de encargado del negocio familiar. Pero a la hora de cumplir con ello, resultó ser muy tarde, muy temprano o muy sinvergüenza de parte de los clientes, que no se molestaron en abrir en aquella ocasión. Y me quedé con su encargo. Mi mente estaba ya abotagada por esta ocupación desde hacía tres días casi al hilo. Aquella tarde todo pareció calmarse. Pero de algún modo en mi mente había una astilla, un pensamiento poco definible que no me dejaba en paz, algo me molestaba y no sabía qué. Y pronto dejé que esa sensación de malestar me dominara. Me volví presa de mi propia molestia intangible. Decidí, así, odiar profundamente todos los Octubres 19s de aquí hasta que se me olvide que tengo algo que odiar.
Justo me acosté, ya de madrugada, con la idea de que mañana no sería más Octubre 19 y que, por ello, todo iría a mejor y me sentiría renovado. Al despertar me seguía sintiendo molesto, encabronado, vaya, con… no se con que, pero lo estaba. Y eso me produjo una terrible duda: ¿Es, acaso, que la detestable racha se extendería un día más? ¿Me sentiría así de ahora en adelante? Pero entonces la respuesta llegó a mí como una revelación, como una certeza ominosa: en el reloj de la computadora se distinguía un clarísimo Octubre 19. Esto hizo que se me helaran las venas y arterias. ¿Es que acaso estoy repitiendo un día entero? La respuesta era: no exactamente (que pobre). La razón de que mi mente siguiera perturbada es que aún era Octubre 19.
El día anterior mi reloj, se había adelantado un día, no se bien cómo. Y pasé el día creyendo que estaba viviendo una fecha que llegué a maldecir. Luego, cuando llegó la fecha real (al día siguiente) esa maldición hizo efecto y cayó sobre mis hombros, prolongando mi martirio mental. Arrancaré, entonces, de todos mis calendarios esta fecha, para así no tener que vivirla nuevamente.

Podría funcionar, quién sabe.

1 comentario:

Ada Medina. dijo...

EL MUNDO DE LOS MALDITOS NO SOLO TINEN UNA FECHA DE MARTIRIO,SINO UN MUNDO DE MALDICIONES POR FECHA.BIENVENIDO SEAS A EL VERDADERO OCTUBRE 19.

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